BIENVENIDO AL MUNDO DE LOS SUEёOS, DE LAS HISTORIAS QUE NACEN DE LA VIDA COTIDIANA, LA SOLEDAD Y LA FANTASÍA

21 septiembre, 2005

REVOLUCIÓN


Manuel fue a la cocina y preparó café, desde muy joven, prefirió el café de grano al instantáneo. Se sentó al sol con el tazón entre las manos y se remontó a una época en que todo parecía más fácil, sus 18 años. Recordó su simpatía con movimientos revolucionarios de Izquierda, agrupaciones estudiantiles, que se sustentaban en un gran entusiasmo y convicción: “La lucha armada es el único camino, compañero” decía el coordinador del grupo a Manuel y sus amigos, jóvenes que fragmentaban su quehacer, entre los ideales políticos, la búsqueda de muchachas, el deporte y el estudio.
Su gran preocupación social en ese tiempo, era la desigualdad de oportunidades de la gente de su pueblo.
El café esa mañana fue un recuento de su vida, los ideales perdidos, la inevitable adhesión al sistema económico y la brecha entre ricos y pobres que se fue ampliando frente a su vista…
Miró por la ventana, debían estar por llegar. Se miró en el vidrio y se vio muy anciano, las arrugas hechas surcos, como albergando tanta tristeza. Sin embargo se sentía fuerte, vital. Prefería que lo encontraran bien; no quería darles otra preocupación, además de la que ya tenían, y lo peor es que la solución que venían a buscar, estaba lejos de sus posibilidades.
Volvió a pensar en la maldita brecha social, su crecimiento geométrico… De haber sabido que las cosas llegarían a este punto, otra habría sido la preparación de su futuro y el de sus descendientes.
Su pensamiento retrocedió veinte años, fue por el año 2000 se dijo a si mismo, mientras recordaba haber escuchado la noticia en televisión, cuando aún los televisores no eran parte de la estructura de las paredes. El lector de noticias había anunciado que en alguna parte, científicos lograron descifrar el código genético. Tan ajena noticia….

Cuando su nieto llegara, le iba a explicar su situación económica, era mucho dinero. Pensó en vender su casa, pero eso no le reportaría ni la décima parte de lo que necesitaban.
La inmortalidad le había parecido cosa de cuentos, leyendas. Que la genética pudiese planificar el nacimiento de hijos inmortales, aún le era difícil de entender. Cuando la noticia de la posibilidad cierta se dio a conocer, especificando el costo en dinero que significaba, comprendió que era sólo para millonarios y la entendió como una forma más de discriminación, una forma de establecer una diferencia final entre ricos y pobres: Mortales e Inmortales.
El anciano sintió humedecerse sus mejillas y deseó ser joven y fuerte otra vez, para promover una revolución definitiva contra la desigualdad.