BIENVENIDO AL MUNDO DE LOS SUEёOS, DE LAS HISTORIAS QUE NACEN DE LA VIDA COTIDIANA, LA SOLEDAD Y LA FANTASÍA

04 octubre, 2005

EL OTRO MURO


¡Vamos a rayar socio! ¡Vamos!, dijo Tomás, con una cara de entusiasmo, que, su padre hubiese querido ver, cuando lo mandaba a hacer sus deberes.
Pintar en un muro, era lo único que realmente le gustaba; ir con los amigos a dibujar sus seudónimos "con estilo", (como decía Santiago, su socio, también de 15 años), y ser reconocido, hasta que viniera otro y firmara su propia fama, también de incierta duración.
Los dibujos tenían algo de artístico y en ocasiones decoraban las calles y avenidas, pero lo importante no era la estética, aunque se esforzaban en ello, el sentido era estar en la pared, "presente y con estilo".
Como Char, se sentía un tipo audaz, a la moda, divertido; mientras que como Tomás, debía ir cada mañana al colegio, obligado a hacer simulacros de formalidad. Jorge, su padre, era un tipo flexible. Mientras mantuviera buenas calificaciones en el colegio, le permitía expresar su identidad y en ocasiones hasta le “auspiciaba” como decía Tomás, con el dinero para comprar una lata de pintura spray.
¿Qué pared? preguntó Tomás, -una cerca de mi colegio, dijo Santiago, conocido como Drako entre sus amigos, ¿Y los locos de ahí, no se pondrán brígidos? La hacemos corta- dijo Drako, tengo permiso del dueño de casa - agregó.
Esa tarde, Tomás se aseguró que su padre viese su dedicación al estudio y luego, le pidió dinero para comprar una lata de pintura
Al padre, no le gustaba la idea de que su hijo adhiriera al movimiento Hip-Hop, pero pensaba que contradecirlo era peor, de modo que negociaba con él, teniendo casi la certeza, que una vez en la universidad, su gustos y amistades irían cambiando como todos los jóvenes, incluyéndolo a él, que le tocó vivir la época Hippie, que en Chile, coincidió con un momento de cambios sociales y políticos; ideales y sueños, que Jorge, siente le fueron arrebatados, como a muchos de sus compatriotas.
Jorge no sabe como llegó hasta acá, pero hoy, miembro del Directorio de una importante empresa, quiere lo mejor para sus hijos. Entonces cómo no entender a Tomás, él es un buen estudiante, un buen hijo, aunque Jorge siente un poco de angustia, que ande rayando por ahí...
Llegaron casi al mismo tiempo a la esquina, se saludaron y sin demora se encaminaron a la tienda a comprar unas latas de pintura, Drako comentó a Char que debían actuar rápido porque prefería que no los vieran los muchachos del lugar, ya que podrían ser poco amistosos si los sorprendían pintando.
A la misma hora, Jorge asistía a una importante junta. Allí estaban sentados junto a él los demás miembros del Directorio, En medio de la reunión pensó en Tomás, y fue en ese momento, cuando su mente lo llevó a retroceder treinta años: se encontró frente a una pared, con otros brigadistas, pintando propaganda, para las elecciones de la Central Única de Trabajadores. Era de noche, se habían cubierto la cara con pañuelos para no ser reconocidos, la instrucción era bajarse del camión e ir blanqueando los espacios que el líder marcaba con un borde rojo, luego subirse rápido al camión y partir a buscar otra muralla. Era prodigioso ver como aparecía, casi mágico, el nombre del candidato “ALARCÓN” cada vez que terminaban la operación. De pronto el líder de la brigada, gritó ¡al suelo! Y empezaron a retumbar los balazos desde un camión del bando contrario.
¡Jorge! Dijo el que estaba a su lado, ¿Usted qué opina? Jorge vio lo ojos de uno de los directores escrutándolo e inmediatamente argumentó: necesito estudiar un poco más algunos antecedentes para tener una opinión absolutamente responsable…
Tomás palmeó la espalda de Santiago, de lejos miraron el Graffiti con orgullo y se fueron a comprar refrescos.
Char y Drako se quedaron orgullosos, por un tiempo, pegados a la pared.