YO, VAMPIRO
23 de marzo
Hace varios días que me estoy sintiendo extraño, con menos fuerza y lo que más me inquieta es la falta de ganas de salir por las noches a buscar mujeres jóvenes para saciar mi hambre, lujuria y pasión.
Recuerdo que mis ansias eran tales, que una noche me llevaron a tomar una joven muy bella y ardiente. Fue una experiencia inigualable, al punto que mientras teníamos sexo, gritaba de placer, aullaba, gemía, se volvía loca. En medio de la agitación, no sintió como mis colmillos rompían su cuello, y en un interminable orgasmo su vida se fue apagando; se durmió diciendo: -Te amo, te amo-. Se durmió, como se mueren todos los desangrados. Fue tan excitante para mí, que a pesar de quedar satisfecho (nutritivamente hablando), tomé tres chicas más aquella noche, buscando emular la sensación que esa muchacha me produjo.
El caso es que ya no siento esas ansias, me dan ganas de quedarme en casa por las noches. A veces pienso que es por lo contaminados que están los humanos hoy, tanta droga, tanto alcohol, más la contaminación ambiental, quizás sea eso, y la solución esté en ir a vivir a una zona rural, como cuando el mundo era joven y Londres era sólo una aldea en medio del campo.
15 de mayo
Sigo con la sensación extraña, a veces pienso que me estoy volviendo humano nuevamente. He ido perdiendo las ganas de beber sangre humana, he empezado a beber sangre de res y de cordero. Es que antes, cuando no tenía humanos a disposición, cuando había menos habitantes en el mundo, porque en estos tiempos sobran los candidatos a un buen banquete, debía mantenerme varios días con sangre animal, que aunque poco nutritiva para mi naturaleza, de algo me servía. En esos días mis deseos de sangre humana iban aumentando conforme bebía sangre animal.
Recibí una llamada hace unos días, una antigua amiga, Gina, la conocí en París en 1881, era muy bella, por eso, sin su consentimiento, la hice inmortal. Lo que no tuve en cuenta fue su mal humor y las ganas de controlarlo todo, incluso mi vida. Eso me hizo abandonarla al poco tiempo. A veces pienso que debí hacer inmortal a aquella otra muchacha, la apasionada. Lamentablemente o mejor dicho estúpidamente la dejé morir.
16 de junio
Estoy definitivamente alarmado, hace unos días vi a unos niños jugando y sentí ternura, un sentimiento que no experimentaba hace cientos de años. Salía de mi casa, anochecía, me detuve a contemplarlos, en ese momento salió una mujer, los llamó con voz enérgica, tal vez confundiéndome con un abusador de menores. Me sorprende la cobertura que tiene el abuso de menores hoy. Yo recuerdo siglos atrás, como se divertían algunos Barones y Duques con jovencitos, y que decir de los curas. En ese tiempo se ocultaba muy bien esos excesos. En más de una ocasión me ensañé con uno de esos tipos, los vaciaba con un poco de rabia. El caso es que quedé parado solo en la calle, con ese raro sentimiento.
También me tiene preocupado un extraño deseo de ver el amanecer, al que antes detestaba. Hace varios días que al llegar a mi casa me quedo mirando por la ventana.
18 de julio
Ayer me descubrí una arruga en el rostro, como si me estuviera afectando el tiempo. Pocos se han preguntado cómo andamos siempre tan impecables si no se refleja nuestra imagen en el espejo. La respuesta es simple, poseemos espejos de plata. Plata muy trabajada y de la mejor ley.
No me gustaría envejecer.
9 de agosto
Esta tarde al levantarme probé cereal con leche. En los tiempos de mi humanidad no existía. Mientras comía me sorprendí pensando en una muchacha que conocí poco tiempo antes de convertirme. Creo que me enamoré de la muchacha, aunque no la había recordado amorosamente desde esos tiempos.
No he bebido sangre humana hace un mes, y la sangre de vacuno no me dio el resultado que me daba en los tiempos de escasez.
27 de agosto
Hoy ha venido Gina, recordamos viejos tiempos. Luego tuvimos sexo. Fue un tanto desenfrenado, de parte de ella, ya que sólo me dejé llevar por la nostalgia mientras sentía una rara sensación, algo parecido al amor. En un momento, en medio de sus orgasmos, sentí sus colmillos en mi cuello, tuve una gran excitación, le dije que la amaba y mientras lo hacía, dulcemente me dormí.