BIENVENIDO AL MUNDO DE LOS SUEёOS, DE LAS HISTORIAS QUE NACEN DE LA VIDA COTIDIANA, LA SOLEDAD Y LA FANTASÍA

25 diciembre, 2005

CALUROSA NAVIDAD

Encontré trabajo, dijo Luis a su esposa, ella sonriendo preguntó: ¿Haciendo qué?
Haciendo de Santa Claus. Dijo Luis.
Ah, un trabajo de pocos días, dijo ella.
Si, aunque después quedaré contratado de vendedor, con un sueldo superior.
Con esto, ponía fin a seis meses de cesantía.

Allí está Luis sudando dentro de su traje rojo. Los días que preceden a la navidad son de pleno verano, treinta y dos grados a la sombra. La barba postiza es de material sintético, agrega calor y produce picazón en la cara. El sillón en que está sentado también es caluroso. Hay que hacerlo por la familia, piensa Luis. La fila de niños aumenta. Algunos niños gozan al ver a Santa, sonríen para la foto y piden sus regalos.
Los niños más pequeños se asustan, lloran. Algunos pequeñitos huelen a orina a través de un pañal que debió ser cambiado hace rato.
Luis piensa en los Santa Claus del hemisferio norte, los de las películas de navidad de la televisión, esos que deben apreciar sus trajes por el frío invernal, esos que dan un ejemplo de bondad y que finalmente resultan ser el verdadero Santa, porque a su alrededor se produce el “milagro navideño”. Eso le devuelve la fe en lo que está haciendo, sin embargo la sensación de calor lo trae de vuelta al hemisferio sur, a Santiago, y sus treinta y tantos grados.
A la hora de almuerzo, se saca el traje, se pone un short y una camiseta sin mangas y disfruta un sándwich con una gaseosa helada.
La fila de niños va creciendo conforme avanza la tarde. De pronto, un niño de unos siete años, Luis lo mira y tiende a reconocerlo: es Daniel, el hijo del vecino.
Quizás la culpa no es del niño sino de sus padres, que no han sabido criarlo.
Si ellos lo hubiesen castigado la primera vez que el niño golpeó a su gato con una escoba…
Si su padre en lugar de justificar el vidrio roto con la pelota, hubiese repuesto el vidrio y enseñado al niño a jugar en la plaza y no frente a su casa… Talvez si su madre le hubiese enseñado a no pelear con los demás niños, o a respetar a los adultos…Sí, piensa Luis, la culpa no es del niño es de los padres.
Allí está su madre, esperando en la fila con el niño de la mano. Cuántas veces la mujer ha sido grosera con su esposa, amenazando con llamar a la policía porque el volumen de la música está muy alto. Cuántas veces el padre del niño lo ha amenazado a él con golpearlo…
Al llegar el niño donde Santa Claus, se sienta en sus rodillas y sonríe, poniendo cara de niño bueno. Esto aumenta el calor que Luis siente. Luis piensa: Mi deber es tratar al niño como a cualquier otro.
¿Cómo te has portado? Pregunta Santa.
Bien, súper bien, responde el niño.
¿Has sido obediente?
¡Sí! Responde el niño.
¿Has sido bueno con los otros niños?
¡Sí! Responde Daniel.
Luis recuerda que dos días atrás, Daniel golpeó a su hijo y le quitó una pelota.
¿Y con tu pequeño vecino? Pregunta Luis. El niño lo mira, reconoce los ojos de Luis, tira su barba, la desprende y empieza a gritar: ¡Él no es Santa Claus!, es un impostor. Luis se molesta y lo baja de sus rodillas con un sutil empujón. El niño empieza a llorar y a decir entrecortadamente: ¡Me pellizcó, me pellizcó!
Los niños de la fila empiezan a llorar y quieren irse de allí. Los padres y madres comienzan a gritar, a reclamar contra el abusador. La madre de Daniel gesticula, argumentando que Luis es un maltratador de menores.
A los gritos, llega el gerente de la tienda.
Media hora después, Luis está disfrutando de sus short y su camiseta sin mangas, atrás quedó el caluroso traje rojo…
Tuvo suerte, sólo lo despidieron, no lo acusaron ante la policía.
Ya verá como le explica a su esposa el incidente, ella entenderá.
En su interior Luis espera encontrar pronto otro trabajo y que el verdadero Santa Claus se encargue de poner en su lugar a ese niño malcriado.

2 Comments:

Blogger Angélica said...

...Aun no paro de reir... esa foto es muy especial... gracias...

vie dic 30, 10:36:00 p. m. 2005  
Blogger En el bosque encantado... said...

me he reído mucho en estos últimos cuentos
pobre Luis...
que suertudo el jardinero
y que buenos tus escritos

mié ene 25, 06:09:00 p. m. 2006  

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